Por: Rev. Darío Silva-Silva. Fundador y presidente de Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral.
Se piensa, en términos generales, que idolatría es un acto más o menos mecánico de postrarse en la presencia de un ídolo fabricado por el propio hombre y clamar a él como si fuera Dios. Y claro que eso es idolatría, pero no solo eso lo es. A medida que la mente humana se va sofisticando a niveles de abstracción mayores, la idolatría se adapta a nuevas formas, sutilizándose a sí misma, para mejor cumplir su objetivo: alejar al hombre de su Creador.
Uno de esos ídolos es Mammón, conocido como el dios de las riquezas que ha encontrado en la sociedad capitalista su más ferviente feligresía. Es una acusación muy común contra los protestantes tildarlos de utilitaristas, monetizados, amigos de los bienes materiales. A ello ha contribuido grandemente el rechazo que produjo en el seno del marxismo organizado el famoso clásico de Weber. La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Pero ni este pensador ni los protestantes ortodoxos enseñaron nunca algo que condujera a la idolatría del dinero sino entendieron el trabajo honrado como un medio de obtener prosperidad.
Es cierto que algunos cristianos optan voluntariamente por la pobreza, entendida como austeridad, que es ese conformarse con las cosas necesarias, pero cierto igualmente que Dios brinda abundancia a quienes se esfuercen y cumplan las leyes económicas trazadas en la Biblia. La mayordomía sigue en pie como concepto de una iglesia realmente integral. A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos dispuestos a compartir con los que no tienen. 1 Timoteo 6:17-18.
Hoy, francamente, resulta fastidioso el desenfado de no pocos tele-animadores cristianos que utilizan ese medio masivo para hablar más del dinero que del Dios que da el dinero. Muchos de ellos practican la teología del rey Midas, al haberse autosugestionado con la idea de que todo lo que toquen se convertirá en oro, pero no se dan cuenta de la forma lenta y segura como les crecen las orejas de burro, y ni siquiera recuerdan que la propia Reforma tuvo motivación en la venta de indulgencias. Yo me pregunto qué pensaría Lutero si el Señor le permitiera darse una vuelta por estos lados y viera a tantos monseñores Tetzel con sus alcancías colgadas al pescuezo vendiendo gracia y salvación por dólares.
A veces se percibe el látigo de Jesús fustigando los aires contaminados en los alrededores del templo.
Hoy existen, deplorablemente, en la enorme variedad del cristianismo evangélico, teologías y doctrinas disparatadas sobre asuntos de dinero. ¿Qué es lo que las Sagradas Escrituras nos enseñan? Lo que se observa en los países que practican los principios y valores económicos de la Biblia. Que Dios prospera la obra de nuestras manos, que bendice nuestro esfuerzo personal honesto, si nos sometemos a las leyes que él ha puesto para la economía.